El difícil camino de la conservación patrimonial

Largo y complicado proceso legal llevó a que muchas casonas desaparecieran ante los altos costos que implica su conservación.
Por Luis Castellón R.
Visitar las construcciones clásicas del sur de Chile es como dar un paseo por la historia de los últimos 150 años en la zona. Grandes infraestructuras que se alzan majestuosas en la zona urbana, resaltando entre las modernas por sus líneas arquitectónicas propias de otra época.

Y no sólo se trata de un paseo por nuestro pasado colectivo; también, por los enormes esfuerzos de conservación ante sus altos costos y una ley, para muchos, engorrosa y poco práctica.
Pero... vayamos por parte...
A lo largo de la región existen varios sellos distintivos en la conformación urbanística, con un patrimonio que viene de la época de los inmigrantes alemanes, correspondiente al período que va de fines del siglo XIX a comienzos del XX y que se caracteriza por construcciones en madera en los sectores céntricos de las ciudades.
Posterior a ello, se comienza a utilizar cemento para los exteriores y maderas nobles para el interior. Son construcciones que nacieron con uso residencial, pero que hoy muchas son ocupadas por edificios públicos y que se construyeron básicamente de 1920 a 1950.
Según explica el representante del Consejo de Monumentos Nacionales en la Provincia de Osorno, Gabriel Peralta, la mayoría de estas construcciones se encuentran en los sectores céntricos de las ciudades, en lo que son considerados los “barrios cívicos”, porque “al momento de ser construidos, las zonas urbanas eran muy reducidas y era más conveniente edificar cerca del centro para evitar traslados muy largos”.
Fuera del centro existen otras áreas patrimoniales con construcciones que se dan por el proceso de migración campo-ciudad, especialmente población de origen chilote y que mezclan el diseño y estilo de las casonas alemanas con sus balcones y corredores, con un nuevo tratamiento de la madera que es el estilo y sello chilote; con uso de alerce, grandes proporciones y una serie de variantes arquitectónicas que corresponden a los tipos de construcciones chilotas.
Ellas se pueden encontrar en las poblaciones “marginales” de comienzos del siglo XX, cuando se comienzan a poblar las ciudades, provocando una transformación urbana al aglutinar gran cantidad de habitantes en sectores más reducidos. Son zonas en las que el paso del tiempo llevó a la desaparición de muchas de sus obras patrimoniales, pues su acelerado desarrollo y poblamiento impidió su adecuada conservación.

LEY DE PROTECCION
Para el conservador osornino Gabriel Peralta, la puesta en valor del patrimonio arquitectónico presenta una serie de dificultades. Se imponen una serie de restricciones a los propietarios, los que finalmente tienen más obligaciones que derechos. El espíritu de la ley es proteger y mantener la casa como sea. Sin embargo se requiere de muchos factores para tener esas construcciones en buen estado y los recursos económicos no siempre han estado disponibles.
Hoy en día se pueden concursar fondos públicos a través del Fondart o del Banco Interamericano del Desarrollo (BID) Patrimonio, definiendo una clara línea de acción respecto al sentido que la inversión debe ser justificada y que quede a disposición de la comunidad.
Gracias a los fondos públicos algunas casas patrimoniales se convirtieron en centros culturales. En Puerto Montt, existe el caso de la casa Pauli que se está adquiriendo con fondos del BID Patrimonio, mientras que en Osorno el caso más reconocido es la casa Schüler, actualmente Centro Cultural Sofía Hott.
“Hoy el proceso de declaración de monumentos es mucho más participativo, antes se reunía a puertas cerradas un grupo de expertos y para muchos dueños fue un castigo el declarar su casa como patrimonial, pues no podían realizar modificaciones. Así, muchas casas patrimoniales del sur fueron demolidas o sufrieron incendios “misteriosos” porque para los propietarios lo único que implicaba tener una casa patrimonial era gasto, y así al menos podían vender el sitio”, asegura Peralta al referirse a los efectos negativos que tuvo la ley en algunos casos.
Guiados por esta nueva línea de trabajo, actualmente se encuentran en proceso la declaración de zona típica de Puerto Octay que involucra un perímetro bastante amplio con una serie de construcciones -estudio financiado por el Fondart que ya fue presentado a la comisión de arquitectura del Consejo de Monumentos para su aprobación-; y la casona Salazar-Alcázar de Río Negro, hoy Centro Cultural, que está postulando a un fondo de BID Patrimonio para rescatar y poner en valor la construcción.


Más allá de las casonas
No solamente lo arquitectónico es patrimonio. En el sur de Chile existe gran cantidad de patrimonio intangible que se transmite principalmente de manera oral y si bien hay algunas líneas que se están postulando como patrimonio, resulta bastante complicado que la legalidad pueda controlar o restringir un patrimonio que es vivo.
Es el caso de los cementerios indígenas, que si no son arqueológicos y están en uso, es muy complicado protegerlos, mientras que existen fiestas costumbristas que pueden ir variando en el tiempo, y es por eso que más que nada se apunta a que ese patrimonio se mantenga en el tiempo, apoyar la realización de las fiestas o eventos costumbristas o ceremoniales, pero sin ponerle mayores restricciones como a lo arquitectónico.
Sin embargo, explica Gabriel Peralta, “las comunidades indígenas siempre han tenido cierto recelo contra lo que signifique legalidad, lo que es válido, pues creen que no necesitan de una ley para continuar sus tradiciones, el problema es que eso condiciona pues no se pueden aportar recursos”.

Definición de la Conferencia Mundial de la Unesco sobre patrimonio cultural, México, 1982.
El patrimonio cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas surgidas del alma popular y el conjunto de valores que dan sentido a la vida. Es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo, la lengua los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas.
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