No todo lo que brilla es oro: rescate de mineros y la falsa unidad nacional

Escribe para El OJO, Eduardo Ocampo, estudiante IV año Ciencias Políticas y Administrativas Universidad de Los Lagos.
Se nos ha impuesto la más conservadora de todas las interpretaciones posibles, esa de la “unidad nacional” que presenta a los mineros enterrados y la eventualidad de su rescate como un motivo de felicidad y orgullo nacional, donde mancomunadamente los esfuerzos de autoridades – las que han llegado a afirmar de manera delirante que los mineros están vivos “gracias a ellos” – , profesionales y técnicos, que, en medio de regalos, ofertas de monumentos, historias conmovedoras e himnos nacionales, se aprestan a una gesta heroica.



Todos nosotros estamos al tanto, aunque sea parcialmente, de los 33 mineros que sobreviven enterrados en la mina San José, y que su rescate se concretará en las próximas horas. Estamos al tanto cómo el tema está en todos quienes comparten con nosotros nuestras más diversas actividades, ya sea en la casa, en el liceo o colegio, en la universidad, en el trabajo, y en las conversaciones en los espacios de recreación. Ahí están los mineros, en todas partes. Más, obviamente, al revisar las noticias en internet, al prender la radio o el televisor. Ahí están, nuevamente, los 33.

También lo sabe todo el mundo ya que, por ejemplo, el famoso papel que dice “Estamos bien en el refugio los 33” fue paseado hasta por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y los medios de comunicación extranjeros se pusieron al tanto de él y de los mineros ya sea por entrevistas directas a Piñera o trasladándose a nuestro país, ya que, en parte, nuestro honorable Presidente no dilapidó la oportunidad de darle a conocer al mundo entero de que en Chile sobreviven 33 mineros enterrados en una mina (justamente cuando la presión sobre el gobierno por los 34 presos políticos mapuche asumían el drama humano de la huelga de hambre se hacía creciente. Aquí 33 son más que 34), lo que ha sido exaltado como un motivo más, junto al Terremoto, al Mundial, y a la celebración del Bicentenario, que justifica un “espíritu de unidad nacional”.

¿A qué se refiere esta tan repetida expresión?
La “unidad nacional”, constituye una ideología que supone la comunión de todos los grupos sociales tras la supuesta existencia de objetivos nacionales comunes, tal como si estos grupos y sus respectivos intereses fueran armónicos o iguales. En esta visión el conflicto, o la existencia de grupos e intereses contradictorios, de lo que estoy plenamente convencido, no tiene cabida. Y no hay sociedad nueva, ni transformación relevante alguna, sin conflicto. Por lo tanto el discurso de la “unidad nacional”, políticamente muy rentable y repetido hasta el cansancio, no es más que la defensa solapada de los actores, intereses, instituciones y cultura hoy dominantes, es decir, del estado de las cosas, de que “todo siga igual”.

Todos los fenómenos sociales son susceptibles a la interpretación, o más bien son interpretaciones, donde, por ejemplo, será distinta la de un pobre que la de un rico, la de un religioso que la de un agnóstico o ateo, o, en este caso, la de los dueños de la mina, que la de los mineros o la de Piñera mismo.

El problema es que se nos ha impuesto la más conservadora de todas las interpretaciones posibles, esa de la “unidad nacional” que presenta a los mineros enterrados y la eventualidad de su rescate como un motivo de felicidad y orgullo nacional, donde mancomunadamente los esfuerzos de autoridades – las que han llegado a afirmar de manera delirante que los mineros están vivos “gracias a ellos” – , profesionales y técnicos, que, en medio de regalos, ofertas de monumentos, historias conmovedoras e himnos nacionales, se aprestan a una gesta heroica.

Vale la pena preguntarse entonces ¿Por qué ha sido tal la cobertura mediática?

Quiero aventurarme con una respuesta: Es precisamente por esto último, por la interpretación que ha sido elevada al nivel de “mito”. Por lo tanto, no son los 33 mineros los que la han generado sino todo lo que se ha elaborado en torno a ellos.

Si bien esta es la interpretación más conservadora posible, a través de medios como este se pueden plantear otras como la que me permito a continuación.

Los 33 mineros han sobrevivido enterrados en la mina San José desde el 5 de agosto y lo han logrado fundamentalmente gracias a ellos mismos, a su capacidad física y emocional, a su sistema de organización que les permitió, entre otras cosas, racionar los escasos alimentos que tenían a disposición hasta su comunicación con la superficie, quienes con solidaridad de clase pusieron en todo momento los intereses de los 33 y de sus demás compañeros por delante (preguntando de inmediato por las condiciones de estos últimos que pudieron huir del derrumbe).


Y sí, es motivo de felicidad y de orgullo el saber que se encuentran vivos y que es inminente su rescate, pero, definitivamente, no es motivo de “unidad nacional”.

No, porque esa misma nación que hace gala de su unidad al momento del rescate, no estaba precisamente unida al mantener las condiciones de sobreexplotación laboral que hacen que hoy esos 33 se encuentren enterrados. No es de una nación unida el que las advertencias hechas por esos mismos mineros hayan sido desoídas por la clase política y empresarial, por la burocracia, y, por qué no decirlo, por esos mismos grandes medios de comunicación que hoy profitan de esta tragedia. No existe esa “unidad nacional”, porque si 33 son hoy las víctimas, es porque son condiciones a las que están expuestos muchos otros.

¿Acaso esta no es una interpretación legítima?, yo pienso, y seguramente muchos de ustedes, que sí, entonces ¿por qué no es esta, aunque sea una parte, cubierta por los grandes medios de comunicación?

Los mineros han demostrado que pueden organizarse con autonomía y enfrentar así las más diversas adversidades, encarnando humanidad. Qué mejor ejemplo que la tragedia a la que se sobreponen, y es esto lo que motiva una profunda felicidad y orgullo, la que debería ser de todos los trabajadores y de los que se interpretan en los intereses de la mayoría. Pero, para rescatar primero hay que enterrar, y eso hay que recordárselo a todos los patrioteros que hoy gritan Viva Chile con el pecho hinchado.

Incluso, los mineros y los trabajadores en general, hasta pueden gobernar y gobernarse. ¿Por qué no? Bueno, eso a Don Francisco y a Piñera y Golborne dudo que les interese.

¡¡¡QUÉ VIVAN LOS MINEROS, ELLOS Y MÁS NADIE!!!
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5 comentarios:

Anonymous dijo...

Entonces a quien hay que felicitar a dios o a los ministros y tecnicos? Por favor dejemos el chaqueteo,si hubiera hecho éste rescate la presidenta Bachelet por ejemplo,todos hubieran dicho " Gracias Presidenta " Chile tiene falencias aún en las leyes laborales etc,pero con "unidad y acuerdos"se logrará concretar y mejorar todo aquello,sino estaremos siempre con algún personaje que lo crítique todo

En Fín...

Eduardo dijo...

El rescate implicó capacidad técnica y profesional que se desplegó exitosamente. Eso es efectivo. Pero a través de este artículo pretendo se desmonta el discurso de la "unidad nacional", y se cuestiona el por qué de la cobertura de los medios de comunicación, reproduciendo una única mirada. Sr. Anónimo, para que Chile rescate debió primero enterrar, y esto a mí por lo menos, no me hace feliz ni orgulloso. Y sabe, eso de "Gracias Presidenta", no va al caso, ella fue una administradora de esta la misma realidad que aquí denuncio.

Eduardo, el responsable del artículo.

Anonymous dijo...

A los únicos que hay que felicitar es a los míneros por su fortaleza y demostración de supervivencia.Yo también soy de las personas que no se sienten orgulloso de ser chileno a partir que ocurran tragedias de este tipo, todo lo contrario, deberiamos hablar de orgullo cuando en chile NO pasen estas cosas.

Anonymous dijo...

A mi parecer los mineros no deberian ser tan homenajeados esta bien puedieron sobrevivir y derrotar a la muerte pero que ahi de aquellos que aun al haber derrotado a la muerte quedaron sin nada quien los apoyara aora? y cuantos meses seguiran con el asunto de los mineros?no me siento orgulloso de ser chileno por que chile entro en un estado de FALSA UNIDAD

Anonymous dijo...

es verdad, en el Sur de chile hubieron personas que derrotaron la muerte a partir del terremoto y tsunami y aún hoy despues de 8 meses quedan aproximadamente 1 millon de personas sin casas, inclusive sin agua como comentó hace poco Ricardo Lagos, siendo este un recurso básico y de primera nesecidad para sobrevivir.

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